La instalación de micrófonos no es ni un "robo", ni un "fraude". Salvo, claro, para Clarín.
(y ni me molesto en tratar de descifrar el "con cuando cinco hombres", escrito en alguna lengua muerta; eso -y lo otro también, en realidad- pasa cuando se usan traductores automáticos de textos)(gracias, Hernán!)
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